Ya casi se van a cumplir dos meses desde que llegué al país que elegí para mi año de intercambio. Todo es increíble. Cada cosa que pasa es nueva e interesante para mí, cada persona que conozco, cada lugar al que voy, cada paisaje que veo; todo es nuevo e increíble. Es muy, muy diferente a Santa Cruz, pero me estoy acostumbrando. Lo que más extraño es la comida de mi mamá y el majadito de la casa del camba, jaja. Pero igual aquí hay comidas buenas. Está el chocolate, el pan dulce, el pan con chocolate, los waffles, las papas fritas, el speculoos, y... ¿ya dije chocolate? En el colegio me está yendo cada vez mejor. Los profesores en general son buenos y me incentivan a que les pida que me repitan las cosas una segunda vez si es que no entiendo. Ya entiendo casi todo lo que hablan y me va bien en materias como matemáticas o francés, pero otras me cuesta un poco por los términos científicos como física o la teoría de química. También tengo un grupo de amigas, que me ayudan mucho con el idioma y me corrigen las cosas que digo mal. Yo también las ayudo con el inglés, por ejemplo cuando nos escribimos mensajes, ellas me escriben en inglés y yo les corrijo, y yo les escribo en francés y ellas me corrigen. Mi hosy family es la mejor parte. Vivimos un ritmo algo rápido y los padres casi siempre están ocupados porque tienen que llevar a sus hijos (Chloé y Loic) a sus clases de basket o tienen que ir al súper de compras, o a hacer alguna cosa. A Joelle (mi host mom), le encanta tener todo bajo control y tiene todo calculado en el calendario. Lo tiene todo lleno hasta diciembre. A mí me llevan a clases de zumba los martes y viernes en la noche, voy con la prima de los Charlier, Lara, con la que me llevo muy bien. Los fines de semana, también corremos. Siempre hay algún partido de basket, o alguien viene a la casa, o es el cumpleaños de alguien. Pero también salimos. A veces salimos a pasear con Theo, el perro, por el barrio (hay un castillo a unas seis cuadras de la casa!!), o vamos a caminar al bosque. Aquí hay mucho bosque. Por todas partes. Mi colegio está rodeado de un bosque inmenso. También compartimos mucho con los abuelos, a veces ellos nos recogen del colegio y vamos a cenar a su casa. Son muy buenas personas. Hoy por ejemplo, salí temprano y el abuelo me trajo a la casa. También hemos ido los cinco juntos a Mons, una ciudad a unos cuarenta minutos que es la capital de Europa este año, y también fuimos a Disneyland Paris el tres y cuatro de octubre. Joelle y Patrick van a clases de español los lunes por la noche, están aprendiendo porque tienen planes de ir de vacaciones a Perú y Bolivia en el 2017. Este fin de semana estoy yendo a Lille, con WEP. Estoy muy feliz porque voy a volver a ver a todos mis amigos de la orientación. Aquí les dejo algunas fotos de mi host family y de mis amigas. .
Mi intercambio 2015-2016 en Idaho, Estados Unidos, fue una de esas experiencias en la vida en las que uno tiene tantas expectativas e ideas sobre cómo va a ser, sobre cómo uno lo va a pasar o hasta qué punto va a ser agradable. Pero nada de lo que pensé fue cercano a lo que viví. La vivencia aparte de dejarme descubrir una infinidad de culturas desde estadounidense a europeas y de permitirme aprender a fondo el ingles, me enseñó cosas mucho más profundas sobre mí misma, me llevó a descubrir el lado que probablemente nunca hubiera conocido si no salía de mi zona de confort. Aprendí cuánta tolerancia y paciencia puedo tener en situaciones en las que no todo sale bien y que aunque no todo está yendo como lo planeado, probablemente tiene solución. Aprendí que a veces hay que tragarse la timidez y la vergüenza para conseguir lo que uno quiere, como para hacer nuevos amigos en el colegio o donde sea. Aprendí que a pesar de ser de distintos lugares, y de ser/vernos diferentes, todos tenemos algo que nos hace similares. Pero una de las cosas más importantes que descubrí fue que una vez que uno sale de su zona de confort, ya no hay vuelta atrás, te cambia, te da una perspectiva diferente del mundo. Una más amplia y comprensiva y te deja con ganas de no volver a lo seguro para seguir descubriendo que hay más allá. En sí, el intercambio es una experiencia que cambia personas, cambia opiniones, perspectivas y que te regala recuerdos que son inolvidables, únicos.
Mi nombre es Andres Pacheco soy de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra-Bolivia y fuí parte de el programa de intercambio durante el 2015-2016 en el cual mi destino fué Arcadia Nebraska en los Estados Unidos. Al principio yo estaba muy nervioso, estaba viajando a un lugar totalmente diferente y me iba a quedar con personas desconocidas, pero gracias al excelente trabajo por parte de SERES fuí puesto con la familia más maravillosa que podría haber pedido. Desde el momento que llegué todos me hicieron sentir como en casa, desde el colegio hasta la iglesia, todas las personas que pude conocer me ayudaron no solo a tener el mejor año de mi vida sino a crecer como persona. Pude ser parte de muchas actividades dentro y fuera del colegio, desde fútbol americano hasta competencias de discurso y teatro, siendo honestos no destaqué mucho en la mayoría pero no me molestó para nada ya que la experiencia de tener a tanta gente apoyandome a superarme a mi mísmo hizo valer cada segundo. Yo puedo decir que tengo dos hogares, uno en Santa Cruz y el otro en Arcadia ya que no pasa un día sin que yo piense en las cosas buenas que me dejó esa increible experiencia. Agradezco nuevamente a SERES por darme el mejor año de mi vida.
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